sábado, 26 de octubre de 2013

QUE DEBE INCLUIR UNA DIETA EQUILIBRADA PARA PACIENTES CON SIDA:

Para que se considere que la dieta es sana y equilibrada, esta debe incluir ciertos alimentos con la frecuencia y la proporción necesarias, de acuerdo además con las características específicas de la persona (edad, sexo, estado de salud, actividad física...). En el caso de los enfermos de SIDA se recomienda:


  • Arroz, pasta, cereales, pan y patatas (cuatro a seis raciones diarias): son alimentos básicos que el paciente debe consumir a diario, y que le proporcionarán sobre todo energía.


  • Frutas y verduras (cinco porciones diarias):son muy importantes porque aportan vitaminas, fibra y minerales, y refuerzan el sistema inmunitario, así que su ingesta es imprescindible para combatir las infecciones que acechan a los enfermos de SIDA. Es importante consumir una amplia variedad de estos productos, ya que cada uno aporta diferentes vitaminas y minerales. Así, las hortalizas y frutas de color amarillo, naranja, rojo, o verde oscuro (zanahorias, calabaza, albaricoques, melocotones, mangos, espinacas, pimientos verdes, calabacines...) son una importante fuente de vitamina A. Hortalizas y frutas como las naranjas, las mandarinas, los limones, las piñas, los tomates y las coles, entre otros, aportan vitamina C.


  • Lácteos (leche, yogur , de dos a cuatro raciones al día): Son una fuente de calcio y proteínas.



  • Carnes magras, pescados, huevos y legumbres:Aportan proteínas de gran calidad, y el enfermo debe tomar estos alimentos a menudo, a ser posible a diario. Ayudan a fortalecer los músculos y el sistema inmunitario. En este grupo se incluyen todas las carnes, las aves, los pescados, los huevos y las legumbres. Los alimentos de origen animal, como las carnes y el pescado, contienen también vitaminas y minerales, que favorecen el buen funcionamiento del sistema inmunitario.




  • Carnes grasas y embutidos:se deben consumir en menor cantidad, eligiendo los que menos grasa contengan. 

  • Agua:Es necesario que el paciente beba alrededor de 8 vasos de agua diarios, o más si tiene diarrea, vómitos, o fiebre, para mantener el cuerpo hidratado. Además de agua, el líquido puede proceder de alimentos como zumos, sopas, fruta... El enfermo debe evitar consumir café o té con las comidas, porque estos productos reducen la capacidad de asimilar hierro del organismo.



¿Quién tiene riesgo a infectarse?

Todos tenemos riesgo a infectarnos. Tan sólo se trata de diferencias en las probabilidades de contraer esta terrible enfermedad. La transmisión del sida está generalmente asociada a una serie de comportamientos de riesgo que se pueden evitar o al menos reducir.

Indudablemente, un hijo nacido de una madre infectada tiene riesgo de contraer el sida durante el embarazo y sobre todo durante el parto. Existen tratamientos para la madre que reducen enormemente la posibilidad de este contagio. Posteriormente, si el niño nace sin la infección, la madre deberá tomar con él las mismas precauciones que con el resto de su familia si exceptuamos el que no podrá amamantarle (el virus también se elimina por la leche materna) y deberá ser algo más cuidadosa dado el contacto íntimo madre-hijo durante los primeros años de vida.
Como el sida es una enfermedad de transmisión fundamentalmente sexual, muy parecida en este sentido a la sífilis o a la gonococia, cualquier individuo activo sexualmente tiene riesgo de contraer la enfermedad.
 
El contacto directo entre la sangre de un enfermo y una persona sana es otra vía de contagio. En el ambiente hospitalario esta posibilidad es prácticamente nula dados los estrictos controles existentes en la actualidad, la esterilización de todos los materiales y el análisis sistemático de todas las trasfusiones.



Sin embargo, en el entorno doméstico sí es necesario tomar una serie de precauciones. Un cepillo de dientes compartido o una cuchilla de afeitar reutilizada pueden ser portadores de restos de sangre del enfermo que entre en contacto con la nuestra mediante un corte al afeitarnos o una herida en las encías.
A pesar del miedo razonable ante la posibilidad de contagio, hay que huir de comportamientos obsesivos. El contagio es difícil si tomamos precauciones razonables como no embarcarnos en relaciones sexuales esporádicas sin utilizar preservativo y mantener unas normas básicas de utensilios no compartidos en el hogar. Todas estas pautas de prevención serán desarrolladas con más detalles en próximos especiales.